Valle de los ingenios

Valle de los ingenios
Descubre este tesoro único del desarrollo de la industria azucarera declarado Patrimonio de la Humanidad. El Valle de Los Ingenios, también conocido como Valle de San Luis, es un sistema ecológico y cultural en el que se mezclan monumentos, sociedad y naturaleza, que está asentado en una extensa llanura formada por los valles de Agabama-Méyer, Santa Rosa y la llanura costera del sur. Para llegar a este valle de Cuba, el visitante puede utilizar un tren local que llega todos los días desde Trinidad o una máquina de vapor de 1919 que funciona como tren turístico con un circuito de dos horas y media. El valle fue una de las regiones azucareras más grandes durante los siglos XVII y XIX por sus favorables condiciones naturales y sus buenos recursos como tierras fértiles o puertos disponibles para el embarque. Al principio, el terreno fue utilizado por los españoles para la plantación de tabaco, la ganadería y otros cultivos, hasta que llegó el boom de la industria azucarera. Dicho fenómeno repercutió en la ciudad de Trinidad convirtiéndola en una de las ciudades de mayor nivel económico y sociocultural de Cuba. Pero, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, se produjo un gran declive en el valle produciendo un éxodo de capitales hacia otras regiones debido a las ya no tan fértiles tierras, a la crisis mundial de 1857 y a la guerra de la independencia de 1868. A pesar de esa decadencia, todavía se conservan bastantes sitios arqueológicos y haciendas de la época. Las haciendas mejor conservadas son las de Manaca-Iznaga, Buena Vista, Delicias, Guáimaro y Magua, todas ellas con arquitectura neoclásica. Algunas de ellas son realmente interesantes de visitar, como la torre campanario de Manaca Iznaga o el Museo del Azúcar que alberga Guáimaro. Otra de las bonitas atracciones que nos da el Valle de los Ingenios es la Ruta del Esclavo, desde donde podremos visitar el Mirador del Valle y las preciosas vistas que brinda sobre la llanura de Trinidad. Siguiendo esa ruta, llegamos a la Casa Guanichango, una antigua hacienda convertida en cafetería y restaurante. Además, para finalizar el día y descansar de la ruta, no hay nada mejor que acercarse a la Cascada de Jabira, a unos 8 km de allí, y darse un refrescante baño. En 1998 Trinidad y el Valle de los Ingenios fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

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